jueves, 22 de mayo de 2014

COMENTARIO DE LIBROS


La vigilancia de la postmodernidad y la servidumbre voluntaria
Comentario del Libro Vigilancia líquida, de Editorial Paidós (Colección Estado y Sociedad) Autores: Zygmund Bauman y David Lyon
Por José Mendez (*)
(...) La gran obra del poder
consiste en hacerse amar (...)
Pierre Legendre

Las perspectivas que otorga el ciberespacio con nichos de libertad no contemplados por los estados abren amenazas no advertidas. Así, la vigilancia líquida muestra la colisión deontológica –es decir, las normas de ética pública- que se produce, por un lado, entre las libertades civiles que implica no ser interferido por el Estado y sus autoridades en nuestros espacios vitales y de privacidad y, por el otro, la seguridad propia y del Estado en la prevención delictual y el terrorismo. Acerca de este choque y sus consecuencias trata el libro Vigilancia líquida.
George Orwell creó en su novela 1984 el personaje del “Gran hermano”, un ente enigmático y desconocido que aparece en pantallas televisivas y murales de carácter omnipresente, controla todo sin mostrarse personalmente y sin mencionar su nombre real; es una invención política que infunde temor, respeto y confianza, digitando la historia de los acontecimientos a su conveniencia de dominación. Idea muy aproximada a otra, aún mayor –como modelo-: el panóptico. Este “instrumento de vigilancia”, tipo Gran Hermano es decisivo –según mi óptica- en el desarrollo del libro que comentamos en estas páginas.
David Lyon y Zygmunt Bauman realizan un diálogo o “entrevista” a distancia –vía mail-, ambos sociólogos; uno es director del Centro de Estudios de Vigilancia, profesor en la Universidad de Queen en Kingston, Ontario, CanadáG e investigador de la sociedad de la información, la globalización, la secularización y la postmodernidad. Es co-editor de la revista de Vigilancia y Sociedad, Editor Asociado de la Sociedad de la Información y miembro del consejo editorial internacional de una serie de publicaciones académicas e interesado en las consecuencias sociales de las grandes transformaciones del mundo actual. Bauman, filósofo y conocido por desarrollar el concepto de «modernidad líquida», idea, esta –es necesario aclararlo- que sobrevuela todo el libro, como así también el concepto de panóptico.
La modernidad líquida es un concepto referido a una sociedad sin formas y en trasformación constante, fluye, sin pautas estables ni predeterminadas, así, lo público comienza a ser inexistente como sólido (en contrapartida de lo líquido) por lo cual la construcción de pautas y la responsabilidad del fracaso de las mismas caen sobre el mismo sujeto. Esto impuso cambios sustanciales, sin una entidad fija; maleable y voluble lanza a la invención permanente de máscaras para sobrevivir en un mundo cada vez más globalizado, así se unen los conceptos de vigilancia en el postmodernismo y de sociedad líquida.
El otro concepto decisivo, en el desarrollo del libro, es el panóptico, creación de Jeremy Bentham (abogado y filósofo inglés), fundador -entre otras muchas cosas- de la doctrina utilitarista se ocupó de reformar penitenciarias, elaborando, por encargo de Jorge III, un modelo de cárcel (el Panopticon) en la cual se vigila todo, desde un punto, sin ser visto. Una mirada vigilando y cada uno, sintiéndola sobre sí hasta el punto de interiorizarla y vigilarse a sí mismo (algo extensible a las fábricas por lo cual todas las cárceles y escuelas a partir de aquella época se construyeron con el modelo panóptico de vigilancia).
En el caso del panóptico carcelario se coloca a un vigilante observar (-opticón) a todos (pan-) a los prisioneros sin que éstos puedan saber si están -o no- siendo observados. La estructura de la prisión incorpora una torre de vigilancia en el centro de un edificio angular dividido en celdas y cada una de ellas tiene una superficie tal que permite dos huecos, uno exterior, para la luz y otro interior dirigido hacia la torre de vigilancia. Los ocupantes de las celdas aislados por paredes y expuestos a la vigilancia colectiva e individual de una persona oculta en la torre estratégicamente construida para evitar destellos de luz o ruidos que pudieran delatar la presencia de un observador. Diseño barato y de pocos vigilantes que no pueden ser vistos, sin necesidad que estuvieran observando todo el tiempo.
La idea del panóptico es desarrollada en el estudio de las sociedades modernas por Michael Focault en su libro Vigilar y Castigar, dónde este autor conecta la vigilancia con la disciplina y la seguridad hasta el punto en que “la seguridad” es la vigilancia como un conjunto de aparatos y técnicas de rastreo siempre mejorados en un mundo en riesgo. Y lo más sustancial del tema es que llega a sostenerse que: (…) asumimos que debe haber una razón para ello que nos beneficia (…) [sic]. A partir de Focault, la vigilancia pasó a constituir un rango de patrón universal de poder y dominación, y, en última instancia, de orden social.
En este caso, la idea del panóptico es aplicada y discutida, entre Lyon/Bauman en varios pasajes del libro y ajustada al concepto de la vigilancia tecnológica. Ambos autores resisten y cuestionan las tendencias que convirtieron a la inseguridad en una categoría decisiva. La vigilancia es la seguridad proveniente de una configuración social y política más amplia ligada al riesgo y la incertidumbre, y no puede entenderse como un simple avance tecnológico aplicado, hay intenciones de mercado, de dinero, y finalmente del poder político de los estados más poderosos.
El libro y su contenido
La lectura del libro nos lleva a reconocer rápidamente el lugar que ocupa Facebook, Google, Yahoo, etc.-por mencionar los más populares- en nuestra vida cotidiana y la exposición permanente a la que somos tomados en la era de Internet, una revolución sin dudas, pero con consecuencias para nuestra subjetividad. Lo sepamos o no, estamos exponiendo gran parte de nuestra vida privada a los ojos de un Gran Hermano que sabrá utilizarla cuando más le convenga. Una nueva forma de dominación que se hace amar por todos los usuarios: somos vigilados permanentemente y utilizamos estas herramientas sin conocer el total alcance que tienen aún.  Lamentarse con “todo tiempo pasado fue mejor” queda para aquella generación que no conocía Internet, pero en estas generaciones nacidas con este monstruo incorporado en tecnología actual, no cuenta; no obstante, queda para la reflexión personal cómo se administrará la pérdida del secreto de cada quien.
Pero ¿qué se vigila?, como principio general: es por seguridad, ¿de qué?, ¿que los seres humanos no se conviertan en lobos de otros hombres y terminen comiéndose unos a otros?, ¿o un modelo de poder económico? Estas preguntas recorren el libro, y quizás su aporte fundamental lo encontremos al advertir las consecuencias colectivas y singulares del avance tecnológico, es decir, la tecnología es el reflejo de una cultura (desde un hacha construida con piedras hasta los drones) que traen aparejada consecuencias en la subjetividad de cada época.
El libro traza cierta ética crítica comparativa con otros momentos, pero no se desgasta en la queja, sino que avanza sobre los temas más comprometidos de las consecuencias tecnológicas dentro del mundo globalizado. La visión de Bauman sostiene una concepción muy lúcida del tema de la vigilancia y la postmodernidad que se deriva a otras cuestiones colaterales vinculadas a las consecuencias sociales. Todo el libro está documentado con las más recientes y destacadas opiniones mundiales en materia de sociología, geopolítica, ética y política.
En concreto, la vigilancia líquida, definida por ambos autores, es aquella que acompaña a los tiempos líquidos y que conllevan los rasgos característicos de la liquidez contemporánea. Nos controlamos a nosotros mismos para intentar hacer que en nuestra vida el temor sea lo más soportable posible, pero en cada intento de obtenerlo se producen nuevos riesgos y nuevos miedos.
Quizás una idea que también está implicada en el texto es la distancia, como una de las cuestiones que hizo más impactante el desarrollo tecnológico del siglo XX es la posibilidad de actuar a distancia, con todos los efectos de despersonalización, deshumanización, y robotización de las conductas humanas que hacen de las vidas –y de las muertes- un número o un código de trabajo para los operadores en el caso de las vigilancias policíacas o de guerras.
Entrecruzamientos
Mientras leía el libro de referencia - Vigilancia líquida- no dejaba de resonar el ensayo freudiano El malestar en la cultura (Capítulo VIII), y esa analogía del Superyó implantada en la cultura. Si pensamos en un entrecruzamiento “psi” posible, la lectura del libro nos remite –en algún aspecto- al concepto de Superyo desarrollado por Sigmund Freud que en una de sus páginas escribe:
(…) La analogía entre el proceso cultural y la vía evolutiva del individuo puede ampliarse en un aspecto sustantivo. Es lícito aseverar, en efecto, que también la comunidad plasma un superyo, bajo cuyo influjo se consuma el desa­rrollo de la cultura. Para un conocedor de las culturas humanas sería acaso una seductora tarea estudiar esta equi­paración en sus detalles (…)
Escrito en 1930, Freud nos demuestra que tenía un pensamiento intuitivamente futurista y esclarecido acerca de esencia del inconsciente y la sociedad. Los seres humanos estamos regidos de una u otra forma -singular y compartida- por el “deber ser” implantado por la excusa de la convivencia. Un implante necesario para que la vida compartida se sostenga, y así cada cultura, en su época, construirá sus propios modelos de control, poder y vigilancia.
Algunas conclusiones (siempre incompleta)
Más allá de cualquier demonización de la tecnología de la época, es la que nos toca vivir, imparable y creciente, que por momento complace y resuelve cuestiones impensadas hasta su aparición. Nos queda reflexionar acerca de la pérdida de la intimidad, la privacidad y la invasión desmedida del mercado y el asentimiento subjetivo respecto a estos modelos tecnológico, sin dejar de contemplar las telarañas del poder (económico, político, etc.)
Por el momento la profecía de George Orwell en su Gran Hermano parece no cumplirse tan sombríamente, pero habrá que contrarrestar la vigilancia líquida con la posibilidad de una red social más humanizada, menos mercantilista y más ética en todos sus recursos. Seguramente será un debate que deberá abrirse en cada Estado y aun entre Estados de este material tan sensible, sin formas que los nuevos tiempos nos proponen, superpuesto a aquel viejo mundo que dejamos y que todavía destella.

Bibliografía consultada
·         Freud, Sigmund, El malestar de la cultura. Amorrortu Editores, Obras completas, Tomo XXI
·         Freud, Sigmund, El porvenir de una ilusión. Amorrortu Editores, Obras completas, Tomo XXI
·         Bauman, Zygmunt, Modernidad líquida. Fondo de cultura económica
·         Bauman, Zygmunt, El amor líquido. Fondo de cultura económica
·         Focault, Michel, Vigilar y castigar. Siglo XXI Editores
·         Roger-PolDroit, Entrevistas con Michel Focault. Editrorial Paidós
·         Diáz, Esther, Postmodernismo. Editorial Biblos


(*) Psicoanalista, docente universitario, Director Editorial de Ediciones El Øtro.

lunes, 5 de agosto de 2013

INCURSIONES DIAGNOSTICAS

INCURSIONES DIAGNOSTICAS
 
TUS OJOS y MI AMOR
Por José Méndez (*)
…Los trastornos que lo desestructuran no fueron atemporales.
Daniel Paul Schreber fue un hombre encarnado en la historia
y para poder comprender sus Memorias es necesario
leer detrás del negro tipográfico valorando estos factores…
Jorge J. Saurí
(Fragmento de Estudio Preliminar del libro Memorias de un enfermo nervioso, de D.P.Schreber)

Cuentan historiadores del tango que Ada Falcón –cantante- perteneció a, no sólo a una marcada época de oro del género, sino que ocupó un lugar de privilegio, con significantes como: “la joyita argentina”, “la emperatriz”, “el alma del tango”, “la sacerdotiza”, entre otros. También ocupaba un lugar de privilegio: cantar junto a Francisco Canaro, trabajar con Carlos Gardel, y con Enrique Santos Discépolo, por nombrar algunos, personajes mitológicos y destacados de la historia poética-musical argentina. Sumado a esto, el contexto social magnetizado por la creciente aparición de la radio, el teatro, la industria discográfica y el cine, promueven en ella –a partir del amor- un contexto que se revelará mucho después como el sostén de una estructura oculta. No obstante además de ser una destacada cantante de la época, es autora de dos tangos: “Pecado mortal” y “Sueño con él”, indicadores de lo que nadie advirtió.

INTRODUCCION
En el año 2003 se filmó un documental sobre la cantante Ada Falcón, los directores –Sergio Wolf y Lorena Muñoz-, tomando el título de un vals, cuyo autor era Francisco Canaro –su amante durante más de diez años- y nominaron a su película “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”. Sergio, en su relato –en off- confiesa su intrigante obsesión en la investigación persiguiendo la pista del amor y la reclusión: una mujer que “teniéndolo todo”, a partir de un desengaño amoroso, termina oculta, pobre y recluida. El film –documental- es una búsqueda de testimonios en discos, revistas, personas allegadas, vecindario, etc. lugares y cosas que develen el misterio de su vuelco. Con una deliberada manipulación estructural de película de ficción: un enigma, un viaje, un recorrido y suspenso; así la vida de Ada Falcón contiene la suficiente cantidad de peripecias, enigmas y giros que la convertía en un personaje interesante. No hay contemporáneos de Ada Falcón para testimoniar, ausentes por muertos, salvo uno que calla (Oscar Bassil, de la orquesta de Canaro). Los realizadores dicen: “Ada podría ser una heroína romántica pero con una diferencia que la hace interesante: siempre se mostró antisentimental. Nunca admitió ese gran amor que marcó toda su vida.”, asimismo dicen: “Era muy miedosa y creo que eso la hizo rodearse de un aura enorme de misterio. No le gustaba que la escucharan cantar.” En una revista de aquella época, en un intento de significar su retiro titulan, acerca de Ada Falcón: “Puta a los 20 y monja a los 40” y a esto Wolf responde: “…se retiró para purificarse…”.
Su historia –alimentando el mito popular- dice que, desengañada, se recluye como monja empujada por la desilusión amorosa con Canaro. Los despojos del misterio se aclaran en 1982, cuando excepcionalmente, concedió algunos reportajes, afirmando, por ejemplo, “estar purgando un pecado” y otras maldades que la acecharon en su retiro.
Cuando acceden a ella, en el ocaso de su vida, -96 años- muere en el año 2002, ese mito de carne y huesos, anciana, senil, coqueta y selectivamente memoriosa se mostrará bastante indiferente a su pasado glamoroso. Durante una semana de charlas diarias, Ada oscila entre la lucidez y la confusión esquivando hablar del amor y Canaro, dejando pendiente, nuevamente, su incógnita de cuan consciente era de sus respuestas; la escena final cerrará con un vacío.
Roland Barthes decía que “la palabra es siempre táctica; pero cuando pasa a lo escrito borramos la inocencia misma de esa táctica, perceptible para quien sabe escuchar, como otros saben leer.” Entre el olvido que produce el dolor o la locura del amor y aquellos que -como pasajeros de la memoria- los realizadores rescatan, está lo dicho y lo escrito, y allí se pierde la ingenuidad del amor. Ada al grabar sus últimos discos en 1942, al borde de su retiro definitivo, contiene dos títulos, consecuentes testimonios de su drama amoroso: Corazón encadenado y Viviré con tu recuerdo, ambos de Canaro e Ivo Pelay, el poeta.
La memoria está sometida al movimiento dialéctico del recuerdo y del olvido, ignorante de sus deformaciones sucesivas y abiertas a todo tipo de uso y manipulación por lo tanto, la historia es siempre incompleta y de problemática reconstrucción de lo que ya no está. Para construir un “caso”, recurrí a diversas fuentes, tomando como eje el citado film. La recopilación fue ordenada según mi criterio, desechando aquellas cuestiones que no remarcaran los ingredientes clínicos que decidí mostrar, no tanto para enmarcar un diagnóstico, sino para revelar la dificultad de escuchar (¿una psicosis ordinaria y un Otro Goce de la histeria?) y descubrir lo difícil de la clínica de la escucha en “detalles divinos” en dónde se decide un diagnóstico y la dirección de una cura. Todo esto siguiendo la pista del amor.

El contexto social del tango
Comienzo con un fragmento de Ricardo Piglia acerca del tango que encuadra muy bien este género en el cual transita Ada Falcon, él dice: “ (…) Yo leo el corpus, en lo posible completo, de todas las letras de tango, como si fueran pequeños relatos urbanos. Por lo tanto, los leo como lo que también son: situaciones narrativas muy concentradas, historias muy bien contadas, con un narrador muy definido, y siempre basadas en situaciones dramáticas. Además, el tango tiene, como tienen los grandes géneros, un comienzo y un fin muy claros. (…) En los grandes tangos siempre hay una situación dramática en sentido teatral: un monólogo o un relato construido por una situación muy bien definida. (…) Y además el tango tiene un desarrollo histórico muy fijo; termina cuando, caído el peronismo, se difunde el rock y la cultura juvenil. De modo que en el curso vemos qué pasó en la ciudad de Buenos Aires entre 1917 y 1956, y cómo se lee eso en letras. Los tangos, como la literatura, no reflejan una realidad sino que postulan una realidad. Nadie puede decir que la ciudad de Buenos Aires era como dicen los tangos. En los tangos no hay nunca un padre, nadie trabaja, las chicas son milongueras, se lo pasan todos de farra, a los cuarenta años ya están de vuelta, arruinados, envejecidos, mirando con nostalgia y cinismo su propio pasado. Los tangos elaboran de una manera elíptica, como hace la literatura, cuestiones sociales, por ejemplo cómo las mujeres se van de los barrios al centro a trabajar, y por lo tanto la mirada masculina paranoica, amenazada, las convierte a todas en milongueras y en putas. Porque en definitiva el tango lo que dice es que en un mundo que está dominado por el dinero, por la corrupción, por la falta de valores, lo único que vale y perdura son los sentimientos, los afectos (…)”
Las grandes décadas del arte y la construcción en el mundo fueron las del ‘20 y ‘30. En la Argentina fue un momento de bonanza cultural y económica en el que se da un diálogo curioso entre la cultura alta y la popular. Es la época de la efervescencia de Buenos Aires. La década del veinte muestra una movida femenina simultánea en los escenarios cantando tangos y algunas son convocadas por las principales orquestas y por la incipiente industria discográfica. Ada Falcón pertenece a esta generación de precursoras comenzando a grabar en 1925. Además, y gracias a la radio, tenía una audiencia inmensa dispuesta a escucharla cantar sus dramáticos y melosos tangos más solicitados siendo sus cachets los más altos del ambiente. Superando la voz trágica, la lírica, o el espíritu humorístico, el desenfado, la melancolía y la delicadeza de otras cantantes, la sugestiva e intensa voz de Ada Falcón creaba un estilo inconfundible. Su voz de soprano adquiere tonos de mezzosoprano en las notas altas distinguiéndose, también, de otras voces de moda, agudas y finitas. Con un tono ligeramente engolado y cierta pretensión de gorjeos líricos otorgándole un estilo personal e irrepetible, sumado a su singular temperamento de colocar la emoción del canto en el justo lugar: emotivo, romántico y dirigido al amor perdido, caracterizado todo, por un tono plañidero. Estilos solo comparables y aceptados en su época y sedimentos de una sociedad que se movía con los modelos centenarios del país.

El caso Ada Falcón
Fue una de las grandes estrellas de su tiempo, figura destacadísima de la radiofonía argentina, si bien sus hermanastras -Adhelma y Amanda- también compartían el mundo del espectáculo como cancionistas, ella fue la más popular, con una vida novelesca y un perfil social muy alto otorgándole misterio a su cambiante y “controvertida personalidad”.
Nacida en 1905, cantó con destacadas orquestas y filma tempranamente con artistas muy populares. La radio, el antecedente inmediato de la televisión en esos momentos, consagraba indiscutiblemente a las nuevas figuras, y ella no estuvo exenta del transito por las emisoras más importantes. La cúspide de su carrera fue entre los años 1930/35 gozando de fama y fortuna con una vida llena de caprichos, lujos y dilapidación económica. Así, poseía dos autos lujosos, vestidos exquisitos, perfumes franceses, sirvientes de guantes blancos, casa con columnas y paredes forradas en tafetas rodeaban su carrera con cierto misterio y secreto en el mundo de la radio y el espectáculo de aquellos días. Esto, abonado con su pertinaz ostracismo.
En sus años de esplendor vivía en una casa de tres plantas en Palermo Chico, uno de sus autos era una “vuature” roja que manejada ella y cuentan que luego de sus baños de espuma salía a pasear por avenida Libertador con el exquisito afán de que el viento secara sus cabellos. Las tapas de revistas la mostraban con su melenita de moda o la colección de sombreros y turbantes, una sonrisa bien delineada, sandalias hechas a mano calzadas en pie de Cenicienta, acompañada de sus tailleurs de buena puntada que moldeaban el delgado cuerpo. Completaban el panorama, pieles rutilantes y un despliegue de joyas. Todo esto contribuía a encarnar la leyenda de la diva que las tapas de las revistas de moda actualizaban todas las semanas. Pero, también, circulaban ciertos rumores de su “vida mística”, y alguna publicación llegó a burlarse de ella trucando una foto vestida de monja.
Entre sus joyas figuraba un anillo de diamantes, obsequió del Maharajá de Kapurthala que encierra la novelesca historia de un intento de ser llevada por este ante su belleza; y allí me pregunto si es la repetición de la novela familiar, como ya veremos. En esta pretenciosa anécdota, de haberse concretado, la esposa se convertiría en maharaní (gran reina) de Kapurthala. El encuentro con Jagatjit Singh, séptimo maharajá de Kapurthala es promovido por un millonario de la higt society, se produce en 1925 en oportunidad que se realiza una presentación privada en una estancia, en dónde también actuaba Carlos Gardel y estaba de visita el príncipe de Gales. Esto nos muestra a la protagonista rodeada de hombres notorios e importantes de la época.
Esto, que parecía obedecer a una estrategia comercial, complementada con altibajos emocionales –tildados de caprichos histéricos de estrella consentida-, se revelarán como los indicios clínicos de “otra cosa”–posiblemente– entre el espectáculo y el amor.
De su belleza, Enrique Santos Discépolo dirá “era tan linda que hacía mal mirarla”. Sus ojos verdes y su pelo eran una característica destacada de su persona y generaba las fantasías varoniles reprimidas y sublimadas con poesías y canciones, un claro ejemplo fue el vals dedicado de Francisco Canaro “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”. No obstante su sonrisa era distante, tanto como su cuerpo y se la describe como una persona desafectivizada.
En otro pasaje del film se cuenta que la esposa de Canaro la espera al llegar al estudio de grabación, Ada baja de su convertible rojo y aquella comienza a romperlo con un palo; indiferente, gira su cabeza y dice: “Rompé tranquila, que después Pirincho –apodo por el cual se lo conocía a Canaro- me compra otro”. ¿Aplomo o desafectivización? Todo un contraste con entrar a la iglesia de Pompeya de rodillas y hablar en voz alta con las imágenes. Algunos dicen que toda su vida es novela pura -¿o de identificaciones conformistas que sostenían un enganche con la realidad?- Descripta como un ser “especial”, refinada y pulcra, tímida y hosca al cantar por radio, escapa siempre de sus admiradores, optando por sustraerse al rezo como devota cristiana.
Los hombres poderosos
Ada, con Gardel se turnaba en los estudios de grabación. Y ella misma cuenta: "A veces llegaba más temprano, para escucharme a mí". Y nunca dejó de recordar una cena compartida con él y Canaro: "Más tarde, Carlitos me llevó caminando por la costa y nos alejamos. Cuando estábamos solos, me besaba los ojos y me decía: ''Piba, piba preciosa... enseñame a cantar “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”. Me aseguraba que los hombres más poderosos de la Argentina estaban enamorados de mí"
El otro hombre verdaderamente crucial fue Francisco Canaro, hombre de la generación de 1910, famoso y poderoso que manejaba las carreras de las cancionistas a su arbitrio. Aunque la música fue su pasión, de infancia pobre, en su adultez, la acumulación de dinero fue un asunto fundamental tanto como las mujeres. Compuso tangos, comedias musicales, y guiones de películas, fundador de la más persistente e importante defensa gremial de los artistas de la composición, SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores) en 1940, una institución que garantizara en lo posible la seguridad de quienes vivían del difícil dinero, frágil y esquivo del músico.  Promotor y talentoso para captar las inclinaciones populares y el espectáculo, le permitieron convertir el fervor tanguero de entonces en temporadas musicales orgánicas, perfectamente planeadas, delineando un perfil empresarial del tango. Creador e introductor de innovaciones musicales como director y autor, pasaron por sus manos los más destacados intérpretes que posteriormente resonarían por sus obras y destrezas musicales. Canaro es un representante de la historia naciente del tango, de cuna pobre a ser un poderoso millonario, que alienta la esperanza de cualquier sujeto. Amigo de Gardel, Rodolfo Valentino y de Enrique Santos Discépolo, por nombrar algunos, grabó infinidad de discos, en Argentina y Europa vendiendo por millares. Asimismo fue testigo y partícipe del nacimiento de las más importantes radios impulsando el uso artístico en ellas y siendo un pieza clave para la industria del disco (él solo, grabó siete mil títulos), promocionando el tango mundialmente por más de 40 años, produjo y compuso la música para muchas películas del cine nacional, introdujo la orquesta típica y el cantor de orquesta. La historia del tango lo tiene siempre como protagonista
Francisco descubre a Ada en un concurso de canto en 1929 y se enamoró, marcando cierto destino amoroso en una relación intensa, duradera y escandalosa, donde el sexo no impidió una concordancia profesional exigente y eficaz. Ella grabará muchos tangos con él (unos 180 temas), lapso de su apoteosis, gloria y riqueza.

LOS PADRES DE ADA

En el caso de su padre, la leyenda se confundía con la realidad gracias a su deliberada intervención, según ella misma decía en declaraciones que publicó el investigador Roberto Gutiérrez Miglio "No conocí a mi padre. Soy hija de Miguel Nazar Anchorena. Él se enamoró de mi madre, la robó, y ella ya estaba embarazada cuando él partió a Francia porque estaba muy enfermo. Falleció de cáncer. Todo lo que sé de él es por lo que me contó mi madre". Así, aseguraba que su padre no era Domingo Falcone.
En el caso de su madre no pudo separarse, ni un instante, desde que nació hasta que la enterró, con más de 90 años. Cuando en 1981 murió su madre, dice, “todas las noches de mi vida dormí con ella” declarando que la vida lejos de su madre no tenía sentido. Luego Ada intentó suicidarse tirándose por la ventana del hospital y posteriormente la encontraron vagando y alucinando por las calles.
Esta madre ató a sus hijas y fue la fogonera de la carrera artística de ellas —Amanda, Adhelma y Ada—, acortando el apellido de Falcone a “Falcón”. Con Ada, siendo muy pequeña, armó un número vivo de tonadillas para la varieté del cine Excelsior. "A los 4 años le expresé a mi madre: ''Yo voy a cantar'', y al otro día debuté en la Sociedad de San Vicente de Paul. Las damas vicentinas me llamaron ''La Joyita Argentina''. Así´, sus trabajos artísticos le impiden concurrir -como todos- a la escuela, por lo que debió instruirse en su casa. 
Otra anécdota cuenta que tuvo la posibilidad de filmar una película en Hollywood y tomaron un vapor con la madre y al llegar a Río de Janeiro la madre no quiso continuar, e insistente, ambas descendieron del barco regresando en tren a Buenos Aires. En marzo de 1982, en algunas excepcionales entrevistas, comenta: “En plena juventud tuve riquezas y belleza, tuve una visión maravillosa del Señor y no vacilé un instante en dejarlo todo y recluirme en las sierras con mamita, en un convento franciscano, y vivir con humildad”.
De esta forma Ada Falcón oscila entre una madre que asfixia y padre mítico, inexistente y débil, en medio de un sueño de muchacha pobre con una novela de ascenso, éxito y reclusión religiosa.

EL AMOR – Sostén y caída
Ciertamente, sabemos que el amor deja profundas cicatrices que mutan a formas de pasión diversa y quizás en su derrotero se advierte cierta precocidad extendida, en sus comienzos con el canto, luego el cine, pasando de la soltería a un romance desesperado y renunciando, también rápido, a las mieles y las heridas del amor. A los 20 años debuta en el cine mudo y a los 24 años, con un amante, 17 años mayor. También deja de actuar tempranamente en teatros, sin mucha explicación ya que Canaro estrenaba anualmente comedias musicales, pero “la Falcón” que actuaba era su hermanastra Adhelma.
Sobre Ada Falcón, Francisco Canaro escribió –no sin cierta distancia hipócrita- en su libro de Memorias: "... fue una de las más bellas de nuestras jóvenes cancionistas.... En plena juventud y en la cabal posesión de sus facultades, se retiró de la vida artística para recluirse en un refugio conventual en las serranías de Córdoba, impulsada tal vez por su íntima devoción, pues siempre fue fervientemente religiosa... He aquí uno de los prodigios de la fe cristiana."
Cierto día, y luego que su tumultuosa vida sentimental con Canaro –quien tenía muy mala fama, en especial por su carácter, posición económica e inclinación por la mujeres– llegara a su fin, después de más de diez años de relación, a los escándalos le seguirán las humillaciones. Ada no marchó a su destierro voluntario de un día para el otro. Sus períodos de retraimiento, sus ataques místicos, eran cada vez más frecuentes. Las penas de amor o el cansancio por una vida que consideraba vacía, fueron precipitando el desenlace. Ya en 1935, cuando los artistas morían por actuar en el auditorio de cualquier emisora, Ada Falcón decidió que sólo cantaría sin presencia de público. Se había convertido en una diva, y Radio El Mundo –una de las emisoras radiales más poderosas- accedió a habilitarle una sala más pequeña.
Destaquemos dos hechos que algunos catalogan delimitantes, contados por un músico de la orquesta:
- Ada insistía en la separación de Canaro para que contrajera matrimonio con ella. Ante esta requisitoria Canaro pareció estar de acuerdo, pero antes consultó con su abogado sobre las características del trámite y el tema económico. La respuesta fue obvia, la mitad de su dinero le correspondería a su esposa, así, Canaro nunca más pensó en separarse.
- La segunda anécdota, año 1938, ocurrió durante el descanso de la orquesta en un ensayo, donde Ada estaba sentada en las rodillas de Canaro. De pronto se abrió la puerta de la sala donde se encontraban y apareció - Marta Gessaume - "La Francesa", apelativo con que se conocía a la esposa de Canaro. Abrió su cartera, sacó un revólver y amenazó furiosamente a Ada que salió corriendo espantada gritándole a su amante "¡No cantaré más para vos!". A los pocos días se produjo la separación artística de la cantante con la orquesta.
El 28 de setiembre de 1938 concluyó su relación laboral con Francisco Canaro. Desde ese momento Ada Falcón comienza, paulatinamente a aislarse de la vida pública.
Cuando graba lo hace detrás de una cortina para no ser vista por la orquesta y generalmente se retira del estudio disfrazada de anciana con un bastón. También se rumoreaba haber quedado embarazada de él y que tras la ruptura él la mandó a buscar muchas veces, y que además de vivir con otra mujer mientras fue su amante, ya la engañaba con un nuevo amor –algunos dicen que con su propia hermana Adelma- cuando ella lo dejó.
Sus actuaciones comenzaron a hacerse esporádicas, luego de su separación con Canaro, así, su vida comienza a decaer. Hacia 1940 terminó escondiéndose de sus propios músicos y cantando detrás de un cortinado. Sus admiradores se conformaban con agolparse en la calle, para verla entrar y salir. Después se subía a su auto rojo, llegaba al palacete, clausuraba las puertas para todos y liberaba el misterio.
Las historias cuentan que después de la separación, Ada lo llamaba por teléfono y le decía “mirá cómo gozo”, haciéndole escuchar los quejidos que le arrancaban los arrumacos de otros hombres. Una historia de amor, y locura: si él nunca la olvidó y ella se ocupó de que así fuera, podríamos rescatarlos en las palabras de los versos finales del vals: Yo no sé qué me han hecho tus ojos/ que me embrujan con su resplandor,/sólo sé que yo llevo en el alma/ tu imagen marcada con el fuego del amor.
Ada Falcón realizo sus última grabaciones con la orquesta de Francisco Canaro el 28 de setiembre de 1938 con los tangos "No mientas” y “Nada más", se considera que las grabaciones finales fueron realizadas -a los 37 años-, con otra orquesta -de Roberto Garza- el 4 de agosto de 1942 cantando sus dos últimos temas: "Encadenado corazón" y "Viviré con tu recuerdo", muy sugestivos, ambos de Francisco Canaro e Ivo Pelay.

Su reclusión
Su desencadenamiento se precipita y finalmente reparte y vende su bienes entre sus allegados, compra una casa humilde en un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba, de premonitorio nombre –Salsipuedes-, recluyéndose con su madre [ambas habían profesado la Regla de la Tercera Orden Franciscana] en forma muy austera y humilde. Su vida ya estaba consagrada a Dios, según sus propios testimonios. Ada dice: “En plena juventud tuve riqueza y belleza, pero tuve una visión maravillosa del Señor y no vacilé un instante en dejarlo todo y recluirme en las sierras con mamita y después en un convento franciscano a vivir con humildad”.
Se tejieron muchas historias de su retiro de aquella mujer que era tan comentada tanto por talento como cancionista como por su belleza y excentricidades; penas de amor, delirios místicos, escándalos con la esposa de Canaro, etc. Lo seguro es que cuando se fue, lo hizo -casi- para siempre.
No obstante, luego de cuarenta años, regresó a Buenos Aires y acusó al sello discográfico Odeón de negarse a reeditar sus discos, pero en verdad era que ella no lo permitía. En esta vuelta fugaz, los retazos del misterio de su retiro comenzaron a develarse, cuando excepcionalmente concedió algunos reportajes. Afirmó, por ejemplo, “estar purgando un pecado”. También acusó a Adhelma –su hermana- de cantar por los pueblos haciéndose pasar por ella y firmando autógrafos con su nombre. Fue más difusa al asegurar que "durante treinta años cobró otra persona todos mis derechos; fue una venganza de una persona muy poderosa que ya murió, que me dijo que me iba a hacer morir de hambre". ¿Un argumento delirante? También argumentaba que le habían robado sus propios discos, casi todas las fotos, las cartas que durante 15 años le había escrito José Mojica, un cantor peruano, muy publicitado en esa época pues tomó los hábitos franciscanos. "En plena juventud tuve riquezas y belleza, tuve una visión maravillosa del Señor y no vacilé un instante en dejarlo todo y recluirme en las sierras con mamita, en un convento franciscano, y vivir con humildad", escribió Clarín en marzo de 1982, un año posterior a la muerte de su madre, y agrega: "Desde que nací, dormí junto a mi madre, y su muerte me destrozó".
Otro detalle, en el film, Oscar del Priore cuenta que en un encuentro con ella, ya recluida en Córdoba, tapaba su cabello con un pañuelo y sus ojos con anteojos negros pues había prometido a Dios que los hombres no verían nunca más sus ojos y cabellos. Finalmente, en el film, refiriéndose a Canaro dice “el que le dije…” y “a la maldad que me hicieron”, y hablar de él es mencionar al mismo diablo. “Lo que me ha hecho ese malvado…”. “Yo le hacía sombra a todas y por eso no me querían

Algún final
Esta es otra historia de amor, como tantas, con mayor o menor notoriedad, enmarcada en los avatares una época muy distante de esta postmodernidad que nos atraviesa. Los protagonistas, seres hablantes y torpes detrás de los ideales, se enredan y trastabillan, se hunden y ascienden según este sentimiento necesario para vivir la novela que les toca a cada uno. Pero, en este tránsito por el mundo y su olvido, el amor los muestra en su esencia final de ex-sitentes, descarnados de su ser más íntimo que la historia sin pudores muestra.
Finalmente ¿locura sujetada por la fama, la madre y el amor del hombre poderoso?, o ¿la histeria en su Otro goce desatada en sus límites sin fronteras luego del desamor?

Referencias bibliográficas y fuentes consultadas
·      Sigmund Freud, Sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre y Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa (Contribuciones a la psicología del amor I y II), Amorrortu Editores, Volumen XI
·      Jacques Lacan, Seminario 23, Paidós, Buenos Aires
·      Jacques Lacan, Seminario 20, Paidós, Buenos Aires
·      Jacques-Alain Miller y otros, Los inclasificables de la clínica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires
·      Jacques-Alain Miller y otros, Las psicosis ordinaria, Paidós, Buenos Aires, 2004
·      Jacques-Alain Miller y otros, Lógica de la vida amorosa, Manantial, 1991, Buenos Aires
·      Jacques-Alain Miller y otros, El patenaire síntoma, , Paidós, Buenos Aires, 2008
·      El litoral.com Oct, 9 del 2010
·      A mí se me hace que es cuento, Oscar del Priore y Amuchástegui, Ed. Aguilar 2010
·      5/1/2002. Clarin.com, Sibila Camps “Ada Falcón fue un mito del tango”
·      Música argentina.com
·      Diario Página 12 – Un misterio llamado Ada . Reportaje a Lorena Muñoz y Gabriel Wolf
·      Todotango.com, Ada Falcón por Néstor Pinsón
·      La Nación.com, 23 de Enero 2005. Ada Falcón y Francisco Canaro. Grandes pasiones argentinas.  Por Marcelo Birmajer
·      Wikipedia.com Biografía de Ada Falcón
·      Film “Yo no se que me han hecho tus ojos(2003), dirigido por Sergio Wolf y Lorena Muñoz.
·      http://tangosalbardo.blogspot.com.ar/2012/12/ada-falcon-el-mito.html. José María Otero, historiador de tango y periodista.
·      http://www.debiografias.com.ar/biografia-de-ada-falcon/ Las 12. Viernes 2 de enero 2004. Un misterio llamado Ada Por Sandra Chaher
·      Cuadernos de Cine Documental: Encuentro Nacional de Cine Documental realizado en la Pcia. de Santa Fe. Julio 2006.
·      http://bibliotecavirtual.unl.edu.ar:8180/publicaciones/bitstream/1/3506/1/CINE_2007_1_pag_10_41.pdf. Guarini, Sergio Wolf y Carlos Echeverría, quienes participaron en las Mesas de Discusión. Aquí están algunos fragmentos de sus intervenciones.

·      http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/cronicas/cronica_Macias.asp. Ovidio Lagos, "La Pasión de un Aristócrata". 

jueves, 17 de enero de 2013


COMENTARIOS DE LIBROS - Psicoanálisis)
LACAN, Frente y contra todos (de Elizabeth Roudinesco)



Esta pequeña obra es un ensayo en dónde la autora despliega una reflexión personal sin llegar a ser un libro de carácter técnico, ni un biografía. El título es engañoso si uno cree que se internará en una lectura –breve y- biográfica de un Lacan heróico de una época; no es así, hay más críticas que reconocimientos, colocándose en las antípodas de una escritura como la Jaques-Alain Miller en Vida de Lacan –que tampoco es una biografía. Este libro le costo a la autora perder un juicio reclamado por una de las hijas de Lacan (Judith) en dónde se siente injuriada por un parráfo del libro, no obstante al leerlo quizás se podrían encontrar varios motivos para sentirse injuriada acerca de la personalidad de su padre. Pero más allá de estos entretelones que enmarca la escritura del libro, Roudinesco apenas escribió algunas líneas de reconocimiento sobre el francés.

Con una escritura refinada abunda en referencias a personajes de la historia de Francia para comparar a Lacan, no sin ironías, mostrando sus contradicciones y colocándolo en un lugar de excepción al mismo tiempo. No obstante todas las comparaciones con esos personajes conocidos tienen el mismo destino de la crítica: la locura, la admiración isurrecta de sus propios deseo y la avidez autodestructiva del saber. Realizando ciertos recortes para mostrar un semblante interesado a su texto, la autora no pierde espacios, para retratar un personaje megalómano. No deja de indicarlo, tampoco, como un apropiador de conceptos e ideas con un título que no le era propio.

No obstante, en la brevedad del texto, condensa las ideas principales de Lacan con un tratamiento básico y conceptual revelando los entretelones del marco histórico en que se gestaron algunos de sus textos, no sin dejar de lado una ácida crítica sobre su personalidad.

El texto documenta sus fuentes, o por lo menos referencia algunas afirmaciones para reforzar sus críticas, nunca en falta, o los marcos conceptuales en los cuales se forjaron.

Es un libro alejado de la obra de Lacan que apunta más al anecdotario personal –mal intencionado- describiendo las exentricidades de un personaje original. La autora no cesa de retratar a Lacan como un oportunista, apropiador de ideas ajenas, un extravagante, libertino con las mujeres y propietario-eso sí- de un falso snobismo para vengarse de su origen. Busca permenentemente, en su escritura, vencer una figura que la sobrepasa, haciendo palanca sobre su aspecto, vida personal o rasgos particulares de este persnaje fuera de serie que fue Lacan. Se queda con lo imaginario de la figura, apenas con la obra. Un analisis supeficial buscando lo contradictorio de su teoría –que asoma como no conocer en profundidad-.

La autora no pierde la oportunidad, en todo el recorrido de su texto, ingresando apenas en la obra intelectual de Lacan, de fustigar la mayoría de sus actos, siempre atribuyéndoles segundas intenciones hacia lo peor de una persona, este planteo de su escritura, llegada la mitad del libro, se torna monotona debido a que sus críticas comienza a rebalsar cierto encono que da por tierra con la verdad –si es que existe- de sus dichos. Y el lector comienza a sospechar que tanta saña está muy emparentado por lo personal y el libro sería una excusa intelectual para hablar mal de otro.

¿Cuáles son las diferencias con el primer libro de Roudinesco sobre Lacan?, ¿o es más de lo mismo? Obviamente es una obra más extensa y de investigación basadas en muchos testimosnios de entrevistas y fluctuante, entre cierto reconocimiento y muchas observaciones críticas; por lo cual remito al lector a sacar sus propias conclusiones, estas son las mías.

Más allá de su pluma, a Roudinesco se le reconoce un lugar en Francia en el espacio del psicoanálisis -no lacaniano- y defensora de la práctica analítica, miembro de la Escuela Freudiana de París, historiadora, discípula de Louis Althusser y amiga teórica de Jacques Derrida e hija de Jenny Aubry -¿amiga? de Lacan-, linguista, escritora, etc., ocupa un lugar meritorio por su trayectoria que, en este caso, quizás, no se encuentre en el nivel esperado en este ensayo.

Como siempre, hago la salvedad en el mérito de la escritura, del esfuerzo de un autor, de su puesta en marcha y la exposición, reconociendo que la lectura del contenido y su interpretacion se entrelazan con los fantasma de quien escribe y quien lee.

JOSE MENDEZ (Dic. 2012)

lunes, 14 de mayo de 2012


EL SINTOMA COMO ESCRITURA

El primer rescate freudiano de Lacan queda claro desde sus primeros seminarios, posteriormente, en una segunda vuelta a Freud, produce un viraje a partir del Seminario 19 -…Ou pire- cuando introduce el concepto de Uno. El goce del Uno, el Uno de la existencia que nos condena a la repetición incesante con una escritura que nunca nos sobrevendrá consciente y descifrable.  Con esta perspectiva teórica ¿cuál es nuestro quehacer –como psicoanalistas- ante un real que insiste en no escribirse nunca?, ¿entonces, qué “cura”, el psicoanálisis?

El síntoma como eje de la clínica
Esto queda advertido desde los primeros escritos freudianos, un camino que retoma Lacan disponiendo de otros instrumentos teóricos. El primer momento -en ambos- sobrevolará el desciframiento del síntoma, pero una lectura detallada evidencia que ambos ejercen una torsión de sus obras hacia un lugar menos lineal; se topan con lo real del síntoma, con aquello irreductible a cualquier desciframiento en aras del sentido, pues lo real es sin ley.
En Freud encontramos antecedentes tempranos en su obra relacionadas con las inscripciones corporales que funcionarán como una escritura de lo real. En Lacan, el primer concepto del síntoma será como metáfora (primera clínica) desplazándose teóricamente hacia el síntoma como letra de goce (segunda clínica), y de allí a la edificación del concepto de sinthome. Esto será acompañado por un crucial pasaje conceptual del Otro al Uno y consecuentemente del ser a la existencia, conceptos decisivos que repercuten en nuestra práctica clínica.
Mi propuesta en este brevísimo ensayo es pensar el síntoma como función del escrito - a modo de una segunda vuelta a Freud- pues conmueve la forma de pensarlo [el síntoma] y las maniobras de un análisis llevado hasta sus últimas instancias en la reducción del goce. Resumo la idea principal: el goce es el producto de un encuentro fortuito entre el cuerpo y el significante, es esa huella inolvidable, un acontecimiento del cuerpo, que nunca vuelve a cero. Hablamos con el cuerpo, a partir de un goce que ha quedado fijado alguna vez y para siempre, me refiero a un cuerpo que habla sin palabras, un cuerpo que goza. A partir de estas premisas, ¿cuál es nuestro quehacer clínico en la práctica del psicoanálisis?

Los antecedentes del síntoma como escritura en Freud
Cuando Freud –investigando la histeria- trabaja la persistencia del síntoma utiliza un neologismo, el término identifixierum: identificación más fijación, que indicará la inscripción fundante del síntoma, antecedente catalogado por Lacan como la insistencia de la escritura del síntoma, en el sentido de la fijación de un goce (siempre pulsional).
Dice Freud en Estudios sobre la histeria Un ocasionamiento solo no alcanza para fijar un síntoma pero si este mismo síntoma se presenta varias veces con un cierto efecto luego se fija y permanece”,  en Lacan podemos leerlo como “el síntoma es lo que no cesa de escribirse”. Se fija y permanece  porque el goce pulsional del síntoma no cesa de escribirse.
En Tres ensayos de teoría sexual escribe acerca de la pulsión y la fijación a un objeto, -en  Lacan objeto a- en un punto del desarrollo psíquico, momento en que se produce la experiencia de goce. Entonces, “algo”  que se fija y permanece, Freud lo denomina transcripción, (erregungszuwachs) “escrito debajo”, por lo tanto escritura. (1) El término en alemán erregung abarca varias expresiones como irritación, excitación y sus sinónimos estimulación, sugerencia, reactivación, estímulo, invención, etc.  y wachs, cera. Es decir, una inscripción  duradera “en un sistema receptor de estímulos y  una protección antiestímulo externa, destinada a rebajar la magnitud de las excitaciones”, dirá en Más allá del principio del placer refiriéndose a nuestro aparato perceptivo.
Con la Carta 52 esboza un modelo de aparato psíquico y utiliza el término inscripción y (erregungszuwachs) como transcripción,  de un registro a otro. Así, este concepto de inscripción fue leído por Lacan como inscripción del síntoma. En la misma carta Freud dice que “(…) Dentro de la misma base psíquica y entre transcripciones de la misma variedad, se pone en vigencia una defensa normal a causa de un desarrollo de displacer; una defensa patológica, en cambio, sólo existe contra una huella mnémica todavía no traducida de una fase anterior” (pág. 276, Tomo I); es decir, lo que se produce como síntoma (defensa patológica) es la falta de traducción –entonces- la raíz del síntoma, algo que habría de haberse traducido no ocurrió. Traducir está en relación a la experiencia de goce. Lo que no pudo traducirse de ese material queda fijado, esa es la base del síntoma.


¿Por qué pensar al síntoma como escritura?
Lacan madura el concepto de repetición con la lógica modal (2), y dice lo que no cesa de escribirse,  retomando la idea freudiana que algo persiste y por algo se escribe, lo cual puede considerarse: a) a través del sentido (por qué motivos se escribió), o b) por el lado de la simple inscripción, basta con pensar que eso está allí, sin ningún sentido y se repite.
Así, la repetición ligada al concepto de escritura -como la identificación a la fijación-, pensando al síntoma como inscripción, nos conduce al concepto de repetición. Se repite por eso se escribe, no cesa de escribirse, como un permanente conteo de algo que no está escrito en ninguna parte, pero suficiente con escucharlo para reconocer que eso tiene presencia en su resonancia. Esquematizando estos conceptos previos, tendríamos:


Repetición – Escritura
Identificación – Fijación
Síntoma- inscripción – repetición

Avanzando en esta línea centramos la idea fundamental: lo real es un imposible que no cesa de no inscribirse.
El síntoma tiene dos caras: una relativa a la verdad y otra respecto a lo real (a su esencia, revelada por la repetición) por lo cual al interpretarlo y aliviarlo en su repetición no implica la desaparición del mismo, en la clínica comprobamos que el síntoma retorna por lo que tiene de real. Aquí nos encontramos con la paradoja de la “cura”, pues más allá del síntoma encontraremos los restos sintomáticos, aquellos que no pueden reducirse con el sentido porque están dirigidos a un imposible, a ese real que insiste en no inscribirse en el sujeto. Con estos restos sintomáticos Freud se topó con lo real del síntoma, con el fuera-de- sentido-del-síntoma.
Además de ser un acto inútil, involuntario en forma consciente, que implica una queja porque hace sufrir, impone un gasto anímico, empobrecimiento personal y paraliza en las cuestiones vitales de la vida; el síntoma queda distinguido de las otras formaciones del inconsciente por su persistencia, repetición y su vuelta incesante. El lapsus, sueño, chiste, etc, -las otras formaciones- son fugaces y tienden a la evanescencia y al olvido. Asomamos así -por su insistencia y presencia- a la primera posibilidad que nos brinda el síntoma: la interpretación
En la primera cara del síntoma, la interpretable en relación a la verdad del sujeto en su decir, como analistas alentaremos aproximar el ser del sujeto al inconsciente, descifrar la virtualidad de lo reprimido de ese ser-del-pasado contando con posibilidad potencial de la palabra. Nos encontramos así con la firmeza del lenguaje como aquel que tiene por función de crear un ser que no existe. O sea que el lenguaje crea al ser mismo. Partamos de algo muy elemental para pensar en psicoanálisis: el lenguaje, allí es donde se juega el despegue de la práctica. Dejamos de ser un organismo porque el lenguaje nos atraviesa para construir un cuerpo, y, como diría Lacan, tenemos un cuerpo, no somos un cuerpo. Los efectos del lenguaje –estructuralmente- nos coloca en la posibilidad de ser humano, distinguiéndonos de todo el resto universal de los seres vivos (plantas, animales, microrganismos, etc.) Pero en esta inscripción estamos hablando de escritura, no sólo de la instrumentación de la palabra.


Del ser a la existencia/ del Otro al Uno
Si releemos la obra de Lacan descubriremos el pasaje del ser a la existencia como los hitos fundamentales de sus dos clínicas. Esto nos plantea posibilidades distintas de trabajo en psicoanálisis. Un primer momento, en dónde la oportunidad la tendremos con el inconsciente transferencial, allí –el momento más freudiano- podremos operar con el desciframiento del sentido, hasta cierto punto y momento. Es el tiempo de la interpretación, la reducción: repetición-convergencia-evitación, como movimientos operatorios de un análisis para pensar un inconsciente de superficie y dinámico, es decir, que está en el discurso (y no como un continente oscuro a abreaccionar catárticamente), sino que hay una movilidad que la lógica modal permite que se exprese. Así, de esta manera, al pensar el síntoma como función del escrito es que no deja de escribirse como un movimiento inconsciente, sino que se escribe virtualmente cada vez.  Potencialmente –si las condiciones de un análisis lo permiten-, el paciente obtendrá alivios, cambios, reducción de su goce sintomático; todo esto no es poco, pero ¿es suficiente?
El pasaje del ser en falta al real de la existencia es un momento crucial en un análisis, nos coloca como analistas en una operatoria más difícil, delicada y con mayores desafíos de escuchar, y de leer ¿qué?: la escritura de un síntoma. Estamos en límites más complejos, nos enfrentamos en el terreno de lo más real del síntoma, será el inconsciente real con el cual tendremos que operar. Y aquí es dónde las sesiones breves, recortando puntualmente la escucha, eliminando sentido, son nuestros mayores aliados, esto es “que el nivel del ser necesita un más allá” dice Miller.
Entonces ¿Qué posibilidad tenemos en nuestro trabajo psicoanalítico con algo que no puede reducirse? (recordemos la preocupación freudiana por la persistencia pulsional en Análisis terminable e interminable). En principio diremos que esta pregunta plantea una “puesta al día” de la práctica freudiana, “ir más allá” es contar con la valentía de anticiparnos en un saber acerca de la imposibilidad de curar: siempre habrá un real como resto sintomático. Esto no nos hace más cobardes a la hora de tratar con una “causa perdida”, sino reconocer de antemano que hay un real irreductible que no se ajustará a las conveniencias del sentido del paciente, menos del analista, menos aún del “sentido común”.
Esta problemática segunda cara del síntoma es aquella que no permite ser tomada por el desciframiento del sentido, ¿Qué hacer en esa etapa de un análisis?, ¿Cómo encontrar un real?, ¿Cómo confrontar al paciente con el goce del Uno?, ¿Cómo escuchar fuera del sentido, cuando el sentido mismo convoca al sentido? Es un período en dónde nos encontramos con un ser que no sería de lenguaje, está más allá de los equívocos del lenguaje, por lo cual se diluyen las posibilidades de sus efectos y el sujeto de la palabra ya superó el desciframiento y el sentido, aquí nos encontramos con lo real del síntoma, un síntoma fuera del sentido.
Este es el trabajo al que el campo lacaniano nos convoca actualmente: a leer un síntoma más allá del sentido. La interpretación, inicialmente lee el síntoma apostando a su reducción –una cita entre el cuerpo y el significante- por lo cual hay que transcurrir en la dialéctica del deseo, no obstante se nos presenta la dificultad de despojarnos de «los cantos de sirenas», de la verdad que ese mismo desciframiento promete traspasar la fijeza del goce para ingresar a las tinieblas de lo real. En cambio, en un segundo tiempo, nos encontramos con los restos sintomáticos que representan los orígenes del sujeto mismo, aquello que nunca podrá ser reducido en un análisis, es un acontecimiento corporal originario que tiene permanencia y se reitera a sí mismo sin parar. Es algo que no cesa de no inscribirse, es la insistencia interminable del Uno, lo real mismo que nos desafía a la lectura del síntoma fuera del sentido.
En el tramo final de un análisis la repetición ya no es igual, cambia de estatuto, es iteración de goce, o sea la forma más reducida, singular y posible para el paciente, su sinthome, la condición última de su goce, algo con lo cual –fuera del sueño de la felicidad- tendrá que poner a trabajar y hacer algo con ese irreductible de su existencia.

(**) El concepto de Uno está desarrollado por Lacan en el Seminario 19 (…Ou pire), es el significante de la inexistencia, su símbolo será el cero (0) que representa la inexistencia de la verdad como del goce puede no existir, como el cero, que sí existe. Debemos distinguir entre aquello que no tiene existencia (la nada) que puede designarse como cero, y el cero en tanto como número entero (símbolo de la inexistencia) necesario para fundar la serie de los número enteros y para fundar el Uno como número predecesor tal como lo demostró el matemático Fregue quien funda el Uno como sucesor del primer cero (no idéntico a sí mismo, o la nada).
El concepto de Uno no es el unario, precisamente distingue lo uniano de lo unario, esta dualidad del cero muestra que la repetición como rasgos unarios son la repetición del Uno de la inexistencia, un real que escapa a todo intento de simbolización.

(1) Esta idea está más esclarecida en Notas sobre la pizarra mágica (1925) 
(2) Sistema formal que intenta capturar el comportamiento deductivo de algún grupo de expresiones que califican la verdad de los juicios.

BIBLIOGRAFIA
-      Sigmund Freud- Carta 52. Amorrortu. Editores. Tomo I
-      Sigmund Freud- Conferencia 23. Amorrortu. Editores. Tomo XVI
-      Sigmund Freud - Inhibición, síntoma y Angustia. Amorrortu Editores. Tomo XX
-      Sigmund Freud - Más allá del principio del placer. Amorrortu Editores. Tomo XVIII
-      Sigmund Freud - Notas sobre la pizarra mágica. Amorrortu Editores. Tomo XIX
-      Sigmund Freud - Estudios sobre la histeria. Amorrortu Editores. Tomo I
-      Jacques-Alain Miller – Seminarios no editado del año 2010 y 2011. Versión On line de la ELP
-      Jacques-Alain Miller – El hueso de un análisis.
-      Jacques Lacan- Seminario 23, El Sinthome. Ed. Paidos
-      Jacques Lacan- Seminario 20, Aun. Ed. Paidos
-      Jacques Lacan- Seminario 19, …Ou pire (versión de la Escuela Freudiana de Buenos Aires)
-      Conferencia de Jacques-Alain Miller en la clausura de PIPOL 5, en Bruselas, el 3 de julio de 2011
-      Samuel Basz – El objeto aire, y otras intervenciones en psicoanálisis. Ed. Grama
-      Notas y desgrabaciones tomadas del Seminario de Olga Molina durante el año 2011 en la Escuela de Orientación Lacaniana de Buenos Aires.

lunes, 14 de noviembre de 2011

COMENTARIO DE LIBROS


Vida sin biógrafo o la coherencia con lo real
el humor es un arma invencible contra los pobres enanos que se creen
grandes porque se han subido un instante sobre los hombros de un gigante
AGNES AFLALO

Este ejemplar, fue presentado en los festejos que se realizaron en la Argentina con motivo del 30º aniversario de la muerte de Lacan (Setiembre del 2011). El libro es el resumen, en algunos pasajes textuales, de las tres primeras clases del Seminario dictado por Jacques-Alain Miller en el año 2010 que lleva el mismo nombre “Vida de Lacan”, todavía inédito. Y que responde al deseo de “arrancar esta túnica de Nessus” (sic) (en la mitología griega, era la camisa envenenada que mató a Heracles, pero –metafóricamente- representaría una fuente de desgracia de la que no hay escape, un regalo fatal, o también, una fuerza destructiva, o expiatoria o influencia) y hacer algo de justicia respecto de las distorsiones acerca de su vida, aún después de su muerte.
El libro lleva por título “Vida de Lacan: para la opinión ilustrada”. Está dirigida a la “opinión ilustrada”. ¿Una ironía milleriana? En definitiva ¿Qué es la opinión ilustrada? La ilustración fue un movimiento cultural europeo - especialmente en Francia e Inglaterra- que tenía como finalidad, disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignoracia, la superstición y construir un mundo mejor. Anteriormente, Miller escribió Cartas a la opinión ilustrada en ocasión del 20ª aniversario de la muerte de Lacan. Una serie de cartas escritas y distribuidas entre los libreros franceses y algunos amigos, por entonces, en su prólogo decía” Bueno sería que existiera todavía en Francia una opinión ilustrada como la hubo antaño, y que pudiera escucharme, y que, consintiera en descender sobre la montaña que tenía frente a mí, en arrancarla y disolverla en el aire” Pero aclara, “Era un Wunsch, nada más, una súplica, casi un encantamiento”. Como vemos, su recurrencia a la opinión ilustrada será para aclarar las cosas.
En el Seminario del año 2010 todas las clases abordan la vida de Lacan en forma de aclaraciones contextuales respecto a las ideas, sucesos que rodearon textos, etc. que esclarecen conceptos centrales de la obra lacaniana, sin abandonar el eje psicoanalítico. En realidad, es una suma de relatos al estilo milleriano –siempre aclaratorios- sobre los acontecimientos y personajes que rodearon la obra de Lacan, no sin humor, también.
Ahora bien, J-A.Miller, podría considerar la persona más privilegiada y preparada para realizar una biografía de Lacan, sin embargo abdica a esa tarea. ¿Los motivos? La cuestión de lo real se mantiene también hasta este meridiano: muestra a un Lacan obsesionado o coherente con el concepto de real, ese inasible cubierto por semblantes en el cual los humanos nos mostramos indiferente o intentamos taparlo por todos los medios para dar sentido al discurso del Amo. Por lo cual nos encontramos no con una biografía, sino con una suma de pinceladas, consecuentes con la transmisión de la obra lacaniana. Pinceladas intermitentes que permiten vislumbrar y suponer un personaje fuera de una serie imaginaria: Lacan convocaba a lo real siempre que podía, sostenía un comportamiento de ruptura. Esta es la particularidad del texto, esquiva una biografía tradicional  o conocida.  En una biografía, esperamos bucear por las intimidades y grandiosidades del personaje admirado y encontrar el espejo en el que uno quisiera reflejarse. Se intenta retratar la verdad del personaje y enmarcarlo para confirmar su genialidad y las causas de su obra. No es este el caso. La biografía, a pesar de su título, es evitada. Siempre bordea algo de lo que nunca, - dice- hará: una biografía. Da sus justificaciones para no hacerlo, entonces apela a pequeñas viñetas acerca de preguntas que alguna vez el autor le hiciera a Lacan y habla de él sabiendo que sus palabras no son sino el reflejo de lo que Miller mismo pudo captar y entender, deja destellos en el camino de su relato, retratando a Lacan, como señas, apenas, por  momentos, intimista.
Entonces, no es una franca biografía; podría decirse que es una “biografía elíptica”, “biografía evitada”, “biografía esquiva”, que no habla directamente y descriptivamente, sino por alusiones e intersticios que la memoria deja en su autor. Tampoco es el estilo de Miller el descubrir todo de una sola vez, no es esperable –para quienes lo leemos frecuentemente- un relato directo (como lo hiciera alguna vez Elizabeth Roudinesco), sino un rodeo por la teoría para escarbar y descubrir las señas del personaje. Se evita el ejemplo de vida para la posteridad. Su único ejemplo es el comportamiento del hombre con su obra, lo que dejo y el espacio que ocupó. Así, Miller remonta anécdotas que recortan cuestiones de lo real como finalidad de enfrentar la vida para Lacan. Quizás esta sea la característica más notable de estos fragmentos de aquel seminario confeccionado como un pequeño libro.

JOSE MENDEZ