miércoles, 29 de septiembre de 2010

PSICOANALISIS/ Psicosis

 El paradigma del desencadenamiento

Por José Méndez 

  A- Introducción

Con la desaparición de Lacan, en el campo de la psicosis, quedan extendidos los lazos para anudar con mayor teoría la clínica. La segunda clínica de Lacan deja preparada cuestiones que serán abordadas por sus discípulos en este campo.

Es posible, que estemos en los principios de esta consolidación de una primera etapa en estas cuestiones, los encuentros de Anger, Arcachon y Antibes, en los fines del 90´,  podrían ser considerados incipientes movimientos que intentan plasmar, una relectura de la herencia lacaniana en materia de psicosis. Esta evolución de conceptos, por el momento, parece algo dispersa y debe consolidarse con la clínica.

El concepto de la forclusión del nombre del padre, no modificó el planteamiento de la cura analítica en la psicosis, no obstante, luego de la muerte de Lacan algunos de sus discípulos comienzan con “el otro centramiento” del que habló el “maitre”; si bien lo no reprimido no se interpretará, será posible alguna elaboración. Se modifica, entonces la clínica de la psicosis apuntando a una moderación del goce para permitir una elaboración de suplencias. Esto cuestiona la pertinencia del concepto de forclusión del nombre del padre.

La pluralización del nombre del padre, su declinación y aplicación en los nudos borromeos y la fijación final al síntoma permitieron el encuentro con otras soluciones subjetivas en materia de suplencia a la función del Padre.

Precisamente, la pluralización del Nombre del Padre, permite la apertura hacia una ley subjetiva que se sostiene en el sinthome ya que este anuda el goce-sentido, por lo cual el Nombre del Padre ya no puede ser considerado un universal, sino una invención subjetiva posible. La forclusión no será, entonces, entendida como un universal a reparar, existirá la posibilidad de suplencias en la psicosis, relacionadas con la clínica borronea. De esto se testimonia en Angers, Arcachon y Antibes. Entonces, tenemos:

 1)  Primera clínica, discontinuista con el mantenimiento de categorías netas como neurosis-psicosis-perversión. Es segregativa, con un rasgo diferencial permanente –el Nombre del Padre- cuya represión o forclusión define una estructura neurótica o psicótica.

 2)  Segunda clínica, continuista, dedicada al estudio de las deformaciones o rupturas de los anudamientos de la estructura del sujeto. En la que no se puede distinguir un elemento diferencial, que no es segregativa y a partir de la cual se amplía la concepción del Nombre del Padre, se toma su pluralización. Entonces, la metáfora paterna es un aparato del síntoma entre otros cuyo fin será el de garantizar la articulación entre la operación significante y sus consecuencias sobre el goce del sujeto.

Ubicadas estas dos concepciones clínicas, podríamos formularlas a modo de matemas para globalizar las ideas de este escrito:

·         Formulación básica

Para toda psicosis hay forclusión del Nombre del Padre

·         Formulación “canónica”

Para toda psicosis, ante Un-Padre equivale un desencadenamiento

·         Formulación extendida

Para toda psicosis, ante Un-Padre, no siempre equivale a un desencadenamiento

 

B- Un comienzo: la constitución del paradigma

 El concepto de desencadenamiento es un término lacaniano, correspondiente a la teoría de la psicosis que designa el inicio con evidencia clínica de la estructura. El acercamiento teórico de la psiquiatría pueden pensarse así:

·   la locura fue asociada como una enfermedad más de cuerpo.

·   la psiquiatría clásica habla de “descompensación, pero como fenómeno clínico, y no como concepto estructural.

El concepto de desencadenamiento en Lacan, y como paradigma inicial reúne tres cuestiones:

1.      Una causa accidental, siempre incierta y casual: el encuentro con Un-padre.

2.      La disolución de una estabilización: identificaciones puramente conformistas

3.      La operatividad de una causa específica: forclusión del Nombre-del-padre

 

Estos tres rasgos fundamentales del desencadenamiento, además de convalidar los dos primeros matemas, tienen su evolución en la bibliografía lacaniana:

 

Hasta 1957

La Familia (1938). Anticipando la postulación de 1957, Lacan concebía el desencadenamiento a partir de una estructura que reproduce el momento culminante del Complejo de Edipo y que revela su fracaso. En estas circunstancias, el objeto paterno de la identificación edípica no conseguía superar al objeto del deseo, dejando de esta forma al sujeto enfrentado sin mediación con imágenes narcisistas

 

A partir del 60´

Lacan mismo señala dos formas distintas de desencadenamiento:

1) Seminario 3. Pág. 360 ”si, si, si, al vecino

A ciertos sujetos psicóticos se les presenta la angustia cuando la situación les exige sostener su opinión o asumir sus responsabilidades.

 

2) De una cuestión preliminar…: Los sabios psicóticos (Cantor, Janos, Julios Robert von Mayer, etc.). revelarán que no siempre el Padre está presente en el desencadenamiento psicótico.

   Se impone un giro en la incompletud del Otro: la hiancia de lo simbólico no se puede reducir,  cada sujeto se tiene que adaptar a ella. Entonces el nombre del Padre (ahora escrita como S(A), se transforma en el significante que permite darle una respuesta fálica a la hiancia del Otro. Cuando el desencadenamiento revela la falla de esta respuesta, aparece una figura persecutoria, el Un-Padre en lo real.

   No es el encuentro con Un-Padre lo que muestra la falla simbólica, sino la confrontación de la incompletud del Otro es que hace surgir al Padre gozador, por lo cual, justificaría proponer una formulación extendida del paradigma del desencadenamiento.

 

B.1. Breve panorama teórico

a)  Estructura de las psicosis paranoicas, de 1931, aparecido en La Semaine des Hôpitaux de París, Nª 14. En este texto, el concepto de desencadenamiento se asimila al de eclosión delirante.

 

b) Tesis de 1932

Lo que Lacan denominará “momento fecundo”, en esta tesis acordará con Serieux y Capgras en considerar a la “significación personal” como el fenómeno central de la psicosis. Esto es cuando el sujeto experimenta la certeza de ser el blanco de una significación cuyo sentido es enigmático.

 

c) La Familia (1938). Anticipando la postulación de 1957, Lacan concebía el desencadenamiento a partir de una estructura que reproduce el momento culminante del Complejo de Edipo y que revela su fracaso. En estas circunstancias, el objeto paterno de la identificación edípica no conseguía superar al objeto del deseo, dejando de esta forma al sujeto enfrentado sin mediación con imágenes narcisistas.

 

d) Seminario 3 – Schreber

     En el caso Schreber, al recorrer el Seminario 3, con una lectura simultanea del Capítulo IV de las Memorias… podemos reconstruir los diferentes momentos de la paranoia, digamos clásica.

      Un primer momento, denominado Prepsicosis, en un sentido sincrónico, sin desencadenamiento y sostenido en identificaciones puramente conformista. Así llega Schreber a los 51 años, previo una primera enfermedad, en dónde se produce un primer sacudón de la instancia imaginaria en la cual se sostiene al perder las elecciones para el Reichtag. Su “inminente designación” como presidente del Supremo tribuna de Dresde, convoca a las pocas semanas al agotamiento, y en esa serie surge el sueño de duermevela (qué bonito sería ser una mujer sufriendo el acoplamiento) ingresando así, en la fase prepsicótica, momento de perplejidad (el sueño) y los fenómenos de franja (ruidos en la pared). Luego continúa con el desmoronamiento (cataclismo) imaginario, seguido de una franca aparición de delirios que culminarán en la denominada metáfora delirante, sustitutiva de la Metáfora Paterna. Si la graficamos esquemáticamente tendríamos:

 

 

e)  De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, 1958

Este texto se encuadra en el concepto de la incompletud del Otro, y la psicosis es abordada desde la neurosis: el esquema I, es una deformación del Rho. En sentido contrario, del síntoma psicótico inscripto en lo real, va más lejos que la cuestión inconsciente: con el “eso goza”, se innova la concepción del Nombre del Padre, por nombrar un goce es el principal objetivo de este significante que se aligera hasta no ser nada más que un semblante. Al estar forcluído queda descubierta su función fundamental: enmascarar el Un-Padre real que maniobra como mayor crudeza en la psicosis.

 

De esta forma queda constituidos los tres ejes señalados más arriba (causa accidental: el encuentro con Un-padre, disolución de una estabilización: identificaciones puramente conformistas y  operatividad de una causa específica: forclusión del Nombre-del-padre), en dónde el desencadenamiento estaría referido a este encuentro que desenmascara los efectos de la forclusión del Nombre-del-Padre, es decir, la ausencia de significación fálica. El encuentro con un goce, demuestra si el sujeto dispone o no de ese significante fundamental.

 

La evidencia de fenómenos elementales, precisos, dan cuenta de la estructura psicótica en donde los “abismos” o agujeros se surcan en lo Simbólico con P0 (alucinaciones verbales y trastornos del lenguaje, de la palabra y la enunciación, y fenómenos de pensamiento impuesto) [automatismo mental]) y en lo Imaginario con F0 (ideas vinculadas con la sexualidad y el cuerpo, delirantes; pasaje al acto, alguna disfunciones corporales, ideas referidas al amor y a las relaciones sexuales, perdida enigmática del sentimiento de vida) según el esquema I (deformación del esquema Rho).

 

B.2. Viñetas clínica: la confirmación del paradigma “canónico”

 

-    Una psicosis escrita

N., 73 años, publica su libro “Qué pasa en la Argentina según los ángeles”, en dónde testimonia su nuevo estado. La primera parte del libro (Ciencia y mística) da cuenta -sin muchos detalles- de algunas cuestiones de su vida. El desencadenamiento se precipita a partir de dos cuestiones, el libro Nunca más y la  muerte de su esposo. Continúa con un sueño: la virgen de la Medalla Milagrosa le solicita que salve a la patria organizando una cruzada social (“Paz, Amor y Democracia”) desde la Argentina que deberá recorrer los pueblos de América.. Luego comienza la segunda parte del libro titulada Las primeras señales con el relato de diferentes milagros, y elucubraciones delirantes que ponen de manifiesto todos los fenómenos elementales típicos.

Luego, la tercera parte, encontramos Mensajes angélicos, Diálogo con los Angeles, Vox angelica, etc. La trayectoria, es, casi típica:

 

1.      Sostenimiento en una posición imaginaria

2.      Lectura de libro Nunca más y fallecimiento del esposo

3.      Desencadenamiento: sueño con la virgen

4.      Conformación y evidencia de los fenómenos elementales

5.      Posición delirante

 

-    Una esquizofrenia

L., 21 años, es traído por su madre a un hospital público. Los síntomas más destacados, en un principio fue la apatía afectiva; se presentaba insensible, incluso a los dolores físicos. La mirada perdida, de caminar cancino, lento y automático. Con gestos bizarros, insomnio, frases desordenadas e interrumpidas, sin sentido, transcurría sus horas caminando en círculo, comía en forma exagerada, grosera y desordenada, que luego vomitaba. Podía estar frente al televisor (apagado o encendido). La memoria, inteligencia y orientación estaban conservadas.

El desencadenamiento es paulatino, se realiza en distintas etapas, se suceden a través de una serie de acontecimientos que van desmoronando sus compensaciones imaginarias, todos relacionados con la muerte. El acontecimiento más detonante, sucede en la víspera de una mudanza a la provincia de Corrientes: escapa de noche, pinta su cuerpo con antióxido; desnudo es encontrado dos días después gritando y revolcándose en los matorrales a un costado de la ruta.

Ya instalado con su familia (12 años) el desmoronamiento final se acelera, deja el colegio, la bizarría de sus actos se acentúa (gestos y palabras).

La trayectoria, esquemáticamente sería:

1. Compensación imaginaria

2. Desmoronamiento progresivo con fenómenos elementales ante sucesos conmocionantes durante la infancia

3. Mudanza y desencadenamiento

4. Cuadro alucinatorio, sin delirios estructurados. Notorias alteraciones del lenguaje

 

B.3. Un origen al paradigma del desencadenamiento

 

  1. Hasta aquí hemos descriptos –brevemente-  tres casos, con variaciones sobre la tipicidad del caso Schreber, establecidas desde el Seminario 3 y De una cuestión preliminar…, en todos los desencadenamientos, está presente una división subjetiva en un antes y después. Registramos la evidencia antes que su análisis circunstancial. El tema que nos convoca es si esta “tipicidad” está cuestionada en el campo del desencadenamiento.

 

  1. Las diferencias entre las estructuras subjetivas surgen cuando nos planteamos cuestiones del significante del Nombre-del-padre inscripto en el discurso del paciente. A partir de allí podremos plantear un diagnóstico diferencial, desde los efectos de esa inscripción. La posición estructural de Lacan podríamos, entonces resumirla: en el principio hay Bejahung o Verwerfung. Después los efectos.

El significante del nombre-del-padre, o se inscribe en lo simbólico, o se rechaza, forcluído, pero sin simultaneidades. Esto constituiría el paradigma del desencadenamiento, es decir el origen, de comenzar a considerar el fenómeno.

No es el momento “de..”, es decir la dimensión temporal de la forclusión, sino su estado latente de origen cuando la oportunidad de los circunstancial resuene en la estructura subjetiva el significante en lo real des-encadenará de su ¿precaria? atadura simbólica.

 

  1. El desencadenamiento estaría referido a ese encuentro que desenmascara los efectos de la forclusión del significante del Nombre-del-padre, es decir, la ausencia de la significación fálica. El momento mismo del desencadenamiento esta dominado por el encuentro –siempre fortuito- de un goce (del Otro u Otro goce) y la imposibilidad con la que el sujeto se enfrenta para simbolizarlo y encontrar un modo de subjetivación.

 

 

C- Segunda clínica: hacia la extensión (o relativización) del paradigma del desencadenamiento

 

Delinear la segunda clínica de la psicosis, es más complicado, está confeccionándose en los lógicos términos largos de una generación de analistas postlacanianos basados fundamentalmente en la dispersa práctica clínica a nivel mundial, por lo cual se aproximan ideas generales que deben ser confrontadas con la realidad.

Formando parte de este nuevo viraje clínico, las nuevas ideas pivotean en que no toda psicosis implicaría un desencadenamiento irreversible, como Schreber, o los casos presentados. Estamos ya, entonces, sobre la denominada “segunda clínica”, esta torsión comienza antes de Angesr, Arcachon y Antibes. El progreso de estos nuevos conceptos a partir de una relectura de la teoría y los casos clínicos presentados podríamos esbozarlas de la siguiente manera:

 

La cuestión preliminar en la psicosis podría resumirse en la forclusión del significante del nombre del padre, propiedad de la psicosis. Lo propio sería un modo de llegar a un algún universal de la psicosis, porque permite hablar de la psicosis como conjunto. Este universal sería la falta del significante del nombre-del-padre. Lacan parece interesarse mucho por este punto decisivo y particular: el desencadenamiento, el efecto de la forclusión se hace más evidente. Aunque la estructura ya está manifiesta por el lenguaje.

De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, tiene su después en Agnes, Arcachon y Antibes. Estos son referentes insalvables en las consideración de la psicosis desde la perspectiva lacaniana, en especial, la clínica borronea, pues permite una perspectiva más afinada y superar los bordes de lo inclasificable.

 

D – Comentarios finales y Conclusiones Provisiorias

 

En esta segunda clínica, poco estudiada todavía, encontraríamos la estructura psicótica sin desencadenamiento. Lo cual no sería una novedad, pero, el tema estaría centrado en las suplencias de esta estructura, de algo que oficie de función paterna.

Otras de las cuestiones que se establecen con estas nuevas formas clínicas a estudiar es que no sería una graduación entre neurosis y psicosis. Si para la neurosis, el punto de basta será el Nombre del Padre, para la psicosis será otra cosa que el Nombre del padre. (Los inclasificables… P. 395).

Atinado, también será el comentario de Serge Cottet, en la Hipótesis continuista de las psicosis, cuando invita, a partir de la pluralización del Nombre del Padre, a “extraer las consecuencias de una clínica e las suplencias abierta a una gran variedad que el concepto de forclusión y sus efectos permiten deducir por sí solos…

¿Qué representa clínicamente este nuevo panorama en la revisión de estos viejos y nuevos conceptos lacanianos?

-    Que existen estabilizaciones propias de los sujetos de estructuras psicóticas

-    Contribuyen a examinar la concepción de una clínica poco estudiada

-    La frase de Lacan de “no retroceder ante la psicosis” debe ser un impulso a estudiar cómo podría ser elaborar un manejo específico de la transferencia en estos casos.

-    El delirio psicótico es compatible con el ejercicio de las más elevadas facultadas intelectuales, lo cual promueve y evidencia que los psicóticos tiene recursos creativos que abren nuevas posibilidades en sus tratamientos, es decir: pueden articular suplencias, con lo cual podrían modificarse, como en otras estructuras, las posiciones subjetivas.

 

  • El paradigma del desencadenamiento “clásico”, tal como se presenta en el Seminario 3 y en De una cuestión premilitar… esta, ya, replanteados a partir de los encuentros de 1995 en adelante. filtrado por la clínica borronea, es decir una clínica de suplencias.

 

  • Las consecuencias de esta relativización, extensión del paradigma del desencadenamiento repercute en la clínica, en especial en el campo de la transferencia analítica. Pero no precipita su caída, sino lo extiende. O también puede plantearse que no existe paradigma.

 

  • Saber distinguir un desencadenamiento para definir un abordaje psicoanalítico, es en dónde toma cuerpo la idea del paradigma. No encontramos respuesta automáticas para dar cuenta del momento desencadenante, pero encontramos dos lugares ciertos que configuran la temporalidad:

 

a) Una falla en la prepsicosis sincrónica

b) una confrontación con la incompletud del Otro.

 

Las nuevas épocas confirmarán, modificarán o no estos nuevos latidos teóricos extraídos de la clínica

 

 

Bibliografía consultada

 1.      La forclusión del nombre del padre. Jean M. Maleval

2.      Los inclasificable de la cínica psicoanalítica. Autores varios

3.      La psicosis ordinaria. Autores varios

4.      La lógica del delirio. Jean M. Maleval

5.      Estabilizaciones en psicosis. Eric. Laurent

6.      El analiticón. Nº 4. Jacques Lacan

7.      El seminario 3. Las psicosis. Jacques Lacan

8.      El seminario 20. Aun. Jacques Lacan

9.      El seminario 19. Ou pire…. Jacques Lacan

10.  El seminario 21. Los incautos... Jacques Lacan

11.  El seminario 22. R.S.I.. Jacques Lacan

12.  El seminario 23. El sinthome. Jacques Lacan


No hay comentarios:

Publicar un comentario