El psicoanalisis…,
esa practica molesta para la Modernidad
(…) Mejor pues que renuncie quien no
pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época (…)
Jacques Lacan (1)
Siglo veinte Cambalache
problemático y febril…
Enrique Santos Discepolo (2)
El psicoanálisis es un producto de
La Modernidad mostró que la razón, la lógica y la voluntad han pasado al plano de la relatividad, es decir que no son valores contundentes, ni universales, ni indiscutibles signos del progreso. De haberlo sido, la humanidad hubiera superado las peores endemias. La mayoría de nosotros sabe qué debemos hacer, pero no podemos, ¿por qué? Es la pregunta clave. Y esto ya nos asoma a “la clínica de lo imposible” en psicoanálisis. Imposible, de curar, educar (y gobernar, dirá Freud). Esto cambia la perspectiva y la posibilidad de toda comparación con otra actividad en dónde la lógica, el poder, el saber, la voluntad y la racionalidad forman parte de la eficiencia, el buen camino y el éxito terapéutico. Todo esto está cuestionado en la Postmodernidad.
Modernidad / postmodernidad
La Modernidad se extiende entre los siglos XVI y XX, la caracteriza la idea de progreso en pos de un futuro de perfección, basado en ciencia, moralidad y arte, con sus contrapartidas de verdad, deber y belleza. La Antigüedad se direccionaba con los modelos arcaicos, es decir se regía por su propio pasado, en cambio la modernidad apuntará al futuro.
Es Kant quien plasma la idea de
Estamos, así, en el periodo del desencanto de la Modernidad, esos ideales prometidos nos han dominado, colmado de culpas, muertes y sometido a imposibles.
Los “maestros de las sospecha”
De esta forma fueron mencionados Karl Marx (1818/1883), Frederich Nietzsche (1844/1900), y también Freud (1856/1939), (aunque puede agregarse una lista más amplia: p.e. Wittgenstein y Heidegger), ellos pudieron conmover al modernismo desde sus mismas entrañas. Fueron su “caballo de Troya”, la modernidad los trajo, los produjo y desde allí cuestionaron sus mismas bases que repercutieron años después. Hoy son poco discutibles sus ideas, sería una necedad contradecirlas, pues la realidad actual se encarga de demostrarlas (aunque no faltan intentos: el Libro negro del psicoanálisis es un ejemplo).
Marx con las relaciones materiales productivas, el lenguaje como conciencia práctica y la conciencia como producción social. Nietzsche con su sospecha acerca de la verdad, sobre el lenguaje, la significación, la interpretación, etc, y Freud con su concepto de inconsciente, trastornan las bases de la Modernidad despejando nuevos caminos para la interpretación generando una nueva disposición en la episteme social actual. Permitieron un desarrollo y diversificación de las disciplina sociales, criticar al racionalismo reduccionista, profundizar el análisis de los discursos, concebir al sujeto en su misma realidad y las teorías como construcciones históricas, identificar las relaciones de poder para la explicación de fenómenos sociales, entre otras tantas cosas que este espacio de escritura no nos permite.
Todo esto permitió una actitud aperturista en las ciencias sociales, desacralizando verdades, desactivando universales, reconstruyendo los valores morales existente que fundamentan un desculpabilización de
No es aventurado, entonces, decir que psicoanálisis siempre fue postmoderno. Jacques Lacan (1901/1981) es un producto netamente del postmodernismo aunque haya sido cuestionado por sus contemporáneos de igual corte como Foucault, Guattari, Deleuze o Derrida. Lacan logra remozar la teoría freudiana, rectificarla, continuarla y ampliarla, y aún introducir nuevos conceptos teóricos que modifican la clínica actual. Asimismo, su obra, que puede dividirse en dos clínicas, muestran –en su última etapa un acentuamiento de los conceptos de esencia postmoderna (p.e. el sinthome).
¿Por qué –entonces- postulo al psicoanálisis como un producto de la postmodernidad?. Freud se desprende del Modernismo con su concepto mismo de inconsciente, pues cuestiona la utilidad de la conciencia basada en
Otra fundamental: es una práctica y no una ciencia. Basta leer, la
El psicoanálisis socava la razón, subvierte la ética y cuestiona
Deconstruir ese discurso familiar atravesante del Otro, las alternativas limitadas que uno tiene con su propia historia, la disolución del goce conocido que angustia, la indeterminación constante de cada paso hacia el que avanzo, la diferencia de lo que el mismo sujeto se cree y la ruptura angustiosa de modelos con valor de goce personal, cobran el precio de la angustia por ser un instante algo que concreto con mi deseo. Todo esto, nada más que con la materialidad del discurso, un discurso personal, hecho con lenguaje, pero singular por la historia que me surca. Ese discurso que se trastabilla en lapsus, olvidos, negaciones, recuerdos infantiles, sueños y errores, por lo cual sospechan de la inteligencia del mismo ingresando en el campo de la creatividad subjetiva, buscando un sujeto que nunca será y dejando el que fui y nunca fue.
Hasta aquí, tan sólo un esbozo con el objetivo de encuadrar una práctica y mostrar que el psicoanálisis siempre estuvo fuera de las ciencias y del discurso del Amo Moderno. Es “postmo” en su esencia y en su continuidad.
· Diferenciemos ¿Qué es un…? y ¿qué es el….? Psicoanálisis.
· Antes, ¿de dónde surge un practicante del psicoanálisis?, respuesta: de un diván, es decir de su propio análisis. Habiendo cruzado su propia fantasmática, sólo así podrá saber de qué se trata
· ¿Termina un análisis? El tiempo es una de las críticas que más sólidamente creen los detractores que poseen como un tesoro de reproche hacia el psicoanálisis. Error. El tiempo pertenece al campo de lo imaginario, es un pacto simbólico que no habla de la subjetividad, sino de un límite necesario para la organización de una cultura. La brevedad y la eficiencia no son resortes del sufrimiento humano, son de la resistencia de las máquinas u objetos. Mientras el sujeto vive, sufrirá, porque posee un cuerpo y debe sostener los embates de la falta de su ser en cada gesto al cual se anime en la itinerario de la vida. Si el psicoanálisis no es una ciencia, es porque es una práctica. Nunca pretendió ser otra cosa, es su esencia. Una ciencia de lo singular dirá Lacan. La ciencia tiene sus parámetros bien definidos, el psicoanálisis, también, su dispositivo está por encima de sus protagonistas: si no se cumple, no hay análisis. Es una práctica que respeta un dispositivo lleno de contingencias que adoptan la modalidad de sus protagonistas, el analista sabrá los bordes de sus posibilidades, las formas serán fruto del movimiento de un análisis en particular. El paciente en su vaivén “lenguajero” acomodará el movimiento de la marcha.
· ¿Cura el psicoanálisis?. No. Si el paciente quiere y puede, sufrirá mejor. Es un tratamiento del sufrimiento humano del cual nunca nos podremos despojar mientras nuestro cuerpo funcione,… y hablemos. Si hay una “cura” será por añadidura (dirá Freud), es decir un alivio de carácter terapéutico, producto de corrimientos subjetivos más trascendentales para el sujeto. Entonces, ¿Es el psicoanálisis una terapéutica?, si, por añadidura de un efecto pero no es su objetivo, como consecuencia de la intervención en el sufrimiento, se pueden observar efectos terapéuticos rápidos. Pero esto no queda allí. Si es lo más fácil o rápido (ese efecto terapéutico) es porque no tiene tanto sustento el argumento del sufrimiento. Está “lo otro”, aquello que está solidamente emplazado en el propio sujeto que posee una fuerte argumentación de vida y que reparte síntoma en repetición. Es contra lo que el paciente no puede, que impide la concreción de los actos más anhelados por el sujeto que se debate en la indecisión de acometerlos.
· ¿Qué herramientas para una práctica tan singular?
· ¿Puede sustituirse con la química?, Si, adormeciéndose de la angustia, esa compañera eterna que todos poseemos por el sólo hecho de vivir y ajustar cuentas con las contingencias cotidianas del vivir.
· ¿Sólo el análisis hace falta para ser analista? No. El dispositivo se completa, con la supervisión, una institución en dónde nuestro saber sea cuestionado, el estudio personal, la clínica cotidiana y el propio análisis. La práctica exige un vaivén constante, un acomodamiento permanente, una falta de fijeza de ideas, nada de cristalización de ideas, permanentemente el analista está a prueba con cada paciente. Es un movimiento creador y cotidiano, en dónde el sentido queda en segundo lugar.
El socavamiento social por la producción y la comercialización de productos, provenientes de la tecnología -hija de la ciencia- es el producto de la Modernidad que cobra sus facturas en consecuencias sociales de esta Postmodernidad.
Si pensamos por un momento –haciendo hipótesis- en el síntoma como indicativo de la época, podemos pensar que en
Un cierre
En apariencia, el psicoanálisis, es un valor postergado, no obstante, la multitud de personas que lo practicamos (pacientes y analistas), demuestra la fisura en la Modernidad y ser un valor preciado para muchos, pero no posible para todos.
Así planteada las cosas, me pregunto si las denominadas Técnicas Cognitivas Conductuales (TCC) no son productos de la tecnología que intentó implantarse en los humanos (como máquinas eficientes) obviando
La postmodernidad se acerca mucho –según mi interpretación- al concepto de castración en psicoanálisis, por eso creo que es una práctica molesta para la modernidad, hace obstáculo al sujeto universal prometido por
(1) Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Escritos 1.
(2) Enrique Santos Discepolo adelanta el postmodernismo en su tango titulado Cambalache (1934). Denuncia lo que se aproxima sin pudor desde el Postmodernismo.
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
BIBLIOGRAFIA
· Freud, Sigmund. ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?. Tomo XVII. Amorrortu Editores. Standard Edition. Bs. As.
· Freud, Sigmund. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial. Tomo XX. .Amorrortu Editores. Standard Edition. Bs. As.
· Freud, Sigmund. Pulsiones y sus destinos. Tomo XIV, Pag. 113. Amorrortu Editores. Standard Edition. Bs. As.
· Esther Diaz. Posmodernidad. Editorial Biblos. Filosofía. Bs. As. 2007
· Jean-Francois Lyotard.
· Foucault, Michael. Las palabras y las cosas. Siglo XXI, Mexico, 1982
· Jacques Lacan. Seminario 2, Clases 1, 4, 5 y 7
· Jacques Lacan. Seminario 3, Clases 10, 11 y 15
· Jacques Lacan. Seminario 13, Clases 1, 9 y 19
· Jacques Lacan. Seminario 14, Clases 3, 8 y 11
· Perry Anderson. Los orígenes de
· Jurgen Habermas. El discurso filósofico de la modernidad, en El pensamiento postmetafísico. Taurus. Madrid, 1990.
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